El mundo televisivo está lleno de todo tipo de programas, los denominados "blancos", en los que se supone que todo es jijijaja el mundo es súper bonito y somos los mejores del mundo; los apodados "basura", en lo que contar las miserias del resto está a la orden del día; y un sin fin de prototipos más de programas que si me pusiera a analizar no acabaría esta entrada en miles de años. Pero si tuviera que destacar alguno por encima de todos, serían los mierdiprogramas, esos que no sabes exactamente cómo funcionan y por qué te gustan pero en algún momento de nuestra vida todos hemos visto.
En España tenemos mierdiprogramas a patadas, ya sea sobre cámbios de ropa a gente que no lo necesita( Sí, hablo de Cámbiame), concursos de la tarde o programas incalificables como El diario de Patricia, del que vengo a hablar hoy.
El diario de Patricia estuvo durante 10 años en las tardes de Antena 3, y contó nada más y nada menos que con cinco presentadores: Patricia Gaztañaga, Sandra Daviú, Juan y Medio, Yolanda Vázquez y Ainhoa Arbizu. Las dos primeras, las más duraderas y las que mejor supieron conducir este peculiar programa desde mi punto de vista. Pero esto en realidad no importaba, lo que llamaba realmente la atención era la fauna/cuadros/personajes/rarunos que pasaban por El diaro tarde tras tarde. Esa gente que merecía su propio reality.
La verdad que con El diario siempre me surgió la duda de si la gente era en realidad actores, o tenían algún tipo de papel porque si de verdad eran así a más de uno le faltaba dos cocidos. Todos nos acordamos del mítico "embarazada por una inyección", del que no sabíamos si asombrarnos más por la pedazo trola de la tía o por la inocencia máxima del novio que daba crédito a lo que su polola le decía. O del chico que fumaba "pa´ hacerse el xulo". Momentos que son ya parte de la historia televisiva de nuestro país. Momentos que deberían volver por cinco motivos:
-Por tener lo invitados más originales del mundo mundial. Da igual que el personaje del día anterior fuese el más estrafalario de su barrio, si de algo estabamos seguro es que habría alguien capaz de superarle con creces.
-Por los ataques de risa incontrolables de las presentadoras. Nunca olvidaré el día en el Fernanda pisó el plató para hacer que Patricia se partiese el culo como nunca antes habíamos visto. Contagioso cuanto menos.
La verdad que con El diario siempre me surgió la duda de si la gente era en realidad actores, o tenían algún tipo de papel porque si de verdad eran así a más de uno le faltaba dos cocidos. Todos nos acordamos del mítico "embarazada por una inyección", del que no sabíamos si asombrarnos más por la pedazo trola de la tía o por la inocencia máxima del novio que daba crédito a lo que su polola le decía. O del chico que fumaba "pa´ hacerse el xulo". Momentos que son ya parte de la historia televisiva de nuestro país. Momentos que deberían volver por cinco motivos:
-Por tener lo invitados más originales del mundo mundial. Da igual que el personaje del día anterior fuese el más estrafalario de su barrio, si de algo estabamos seguro es que habría alguien capaz de superarle con creces.
-Por los ataques de risa incontrolables de las presentadoras. Nunca olvidaré el día en el Fernanda pisó el plató para hacer que Patricia se partiese el culo como nunca antes habíamos visto. Contagioso cuanto menos.
-Por los momentos de reencuentro fallido. Como ya he dicho antes, también había casos que un principio prometían ser sentimentales pero que inesperadamente acababan mal. Ya fuese por la sinceridad extremada de alguno de los reencontrados (-Qué has sentido al encontrarte con tu hermana después de vente años -¿La verdad? nada) (-¿Esas dos son mis hermanas? -Sí -Pues sí que es vieja la de la derecha) o por los parraques que emborranaban tal encuentro.
-Por ser una fuente de alimentación para otros programas. No era necesario ver el programa en sí para enterarte del rarito/a que había pasado durante la semana. Programas como Sé Lo Que Hicistéis o APM ya se encargaban de recogerlo y hacer encima un montaje mucho mejor.
-Por seguir haciéndonos reír cuatros años después de su cancelación. Lo confieso, es uno de mis métodos par alegrarme el día cuando estoy triste. Me meto en Youtube, pongo el Diario de Patricia y me harto a reír evadiéndome de los problemas de la vida cotidiana. Una suerte contar con tal privilegio.
Por todo ello, por los mementazos, por los personajes, por las presentadoras y porque estoy hasta el pepe de cien mil horas de novelas por la tarde: El diario de Patricia debería de volver.
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